Hoy tuve un sueño lucido en el que lloraba solitariamente, sentado en algún lugar, dada mi desdichada vida despierto. Tiene que ver con sentirse ignorado, ninguneado. Pero más aun, con sentir que algo de vital importancia está siendo ignorado por "el mundo", en general. Un "pero cómo puede pasar esto??". Y ya veis que si pasa; una lucha que va más allá de la vida y de la muerte, una lucha por vuestra alma, una lucha por la conquista de vuestra esencia, o cualquier cosa que tenga que ver con vuestra inmortalidad eterna. Hay destinos peores que la muerte, decía un famoso abducido. Tanto es así, al punto de dudar uno de su propia existencia. Es muy duro. Mantener la dignidad, es duro. El enemigo, invisible pero bien presente, aparece a cada vuelta de la esquina, queriendo reclamar un premio que sólo se gana a base de mentiras. Es impresionante lo fácil que ha vencido sobre millones de vosotros, quien sabe desde cuando. La mayor victoria de ese enemigo es haberos convencido de que sois una frivolidad para vosotros mismos: ese maldito "carpe diem" y "mi alma a la basura después", ese maldito "el muerto al hoyo, y el vivo al bollo". Ese rancio hedonismo que desdeña cínicamente la esencia del que lo practica.
Y a casi nadie parece importarle una mierda. Solo a unos cuantos pocos que en su camino de liberación, salvación, van emponzoñando y atrapando más a todos los otros con los que se encuentran, inconscientemente. Es sumamente difícil no hacer eso, guiados por un altruismo personal no malintencionado, pero se hace igualmente. Es nuestra inocencia. Y nuestro amor al otro que nos acaba traicionando si no lo usamos con sumo discernimiento.
En ese sueño lúcido que he mencionado, pues, aparecieron unas personas detrás mía, aparentemente, otros personajes del sueño. Uno de ellos, un hombre de pelo rubio, puso su mano izquierda sobre mi hombro derecho, mientras que extendía levemente su mano derecha hacia adelante. No había palabras. Hasta que me quité un guante que tenía en la mano izquierda y le dí mi mano, sabiendo que de esa manera, si que podemos comunicarnos cosas intransferibles. Forma parte de la comunicación que yo llamo hiperdimensional.
En ese momento que le di la mano vi diferente por mis ojos, la vida tuvo más sentido de la que ya tenía, mientras el hombre decía unas pocas palabras que apenas recuerdo. Lo que más recuerdo fue su silencio. Ese ensordecedor silencio que habla por sí mismo más que todos los libros humanos juntos, que parece indicar que "no hay camino más que el que tu elijas caminar, y esa, es tu salvación".
En mi opinión, como siempre, cuando queremos convencer al otro de que hay un camino para su salvación por que nosotros nos sentimos salvados caminando el nuestro, estamos corrompiendo la vida misma de esa persona, deshumanizándola. Es como pretender un humano, o una entidad, usurpar el trono de dios, del destino, y del subconsciente, al respecto de como, cuando y hacia donde uno se salva.
Por lo tanto creo que hacia "la salvación" no hay camino, tu salvación es un camino único e intransferible que sólo tú puedes caminar; y descuida, que, a parte de alguna anécdota que otra, no tendrá nada que ver con el de nadie. Puede nacer de las formas más inimaginables y menos cacareadas posibles. O acaso quieres vivir a la sombra de otros?. Haz lo que hicieron otros: nunca te encontrarás a ti. Si lo haces, es por que no quieres encontrarte. No volverás a ver nunca tu propia luz. No vivimos en una competición de haber quien tiene la razón, ni a ver quien llega más alto, esto va más allá de las dimensiones físicas y racionales.
Es de comprender que la empatía y el cariño tienen el sentido preeminente en un universo donde nadie tiene ni la inteligencia ni la sabiduría para decirle a nadie hacia donde caminar, ni la tendrán jamás por que esto no va de inteligencia o sabiduría, ni de caminar el camino perfecto. Va de algo que supera toda esa hoguera de las perennes vanidades humanas. Cómo el infinito eterno iba a ir de una absurda vara de medir ajena en la que calificarse?.
No sé, analizando en la profundidad que he podido analizar la situación, entiendo que hay personas que simplemente no es su momento de tomar consciencia de ciertas cosas, y yastá. Conocerse a uno mismo parece ser el territorio más terrorífico que existe; quien demonios nos creemos que somos cualquier mindundi de nosotros, sin empatía y calidez en el momento decisivo de tenerla, para decirle a nadie cómo vivir o tomarse su vida?. Es perder el tiempo intentar que otras personas vean lo que yo veo. Es, de hecho, imposible. Al menos, con los medios actuales de los que dispongo conscientemente.
Por otro lado, analizo mi vida, y me quedo con la duda, siempre, de si este tipo de vida la "elegí yo", ese otro "yo" "superior", etc, siempre entrecomilladas "cosas" que tienden a darse por sentadas sin pruebas concluyentes de sus respectivas existencias.
Habrá gente que tenga sus certezas al respecto, pero todos ellos tienen algo en común: no pueden comunicarlo, no pueden compartirlo, y mucho menos, probarlo. Yo no puedo probar ni comunicar nada de lo que he vivido, pero, como a todas esas personas les habrá pasado, tenemos algo en común: esas experiencias, son de tal relevancia, que nos cambian la vida, y a algunos, tanto, que nos la llegan a joder, por inadaptarnos. Pero es una jodienda de la que no reniego; cómo, si este mundo es de locos?, adaptarse, es la verdadera locura. Víctimas o verdugos, esa gente, inocentes o culpables, conscientes o inconscientes?. Tiendo a suponer que lo último es lo que impera, pero el deseo personal de seguir en la inconsciencia es el mayor verdugo de todos. Y eso, abunda. Entonces qué?.
Estas experiencias siempre crean un antes y un después. Cuánto misterio hay detrás del por qué la naturaleza se manifiesta de esa manera tan sutil en la que, por ahora, esas cosas de vital importancia no pueden compartirse?. Tendrá que ver con la configuración aislacionista antivida de este mundo?, tal vez.