sábado, 31 de agosto de 2024

El pisoteo sistemático a el sentir en este mundo.

 

Lo que trato de comunicar, si es que puedo comunicar algo, al fin y al cabo, es que el sentimiento tiene una relevancia crítica en la manifestación de "lo real" que acabemos experimentando.  

Es decir, mi creencia, una que va más hacia una certeza que una mera creencia, es la de que la realidad física multidimensional que podamos calificar como "lo real", es fruto de un deseo irracional del ser que somos ese misterioso indescriptible e infinito. Irracional desde el punto de vista de la razón muerta que controla este mundo, claro.

Por qué, la razón muerta de este mundo, mata todo lo que toca?: porque se limita a mensurarlo todo. Porque busca evadir la libertad que se nos ha dado estandarizando una noción falsa y capada de la misma, porque busca una justificación para que una persona actúe sin miedo a actuar por su cuenta; por que es esclava del qué dirán los demás; porque el que tiene fe en la razón muerta de este mundo, antes que en la pulsión sentimental de su interior, es prisionero y esclavo de éste. Por eso.

Si a nosotros, nos educan, y validamos esa educación con que lo que hemos de sentir esté dentro de lo que el colectivo puede "legalmente" sentir, estamos siendo limitados en cuanto a esa capacidad de manifestación de "lo real": el paradigma del "planeta prisión", ¡al yo chocarme de lleno con las limitaciones por donde quiera que me mueva!. Es como si viviéramos aquí, con el motor esencial de la creación, en punto muerto: el peso del que dirán o de la responsabilidad de usar tu poder y libertad dejan ese motor en punto muerto, enterrado, olvidado.


Hablo desde mi experiencia, y no en base a lo que haya leído o visto proveniente de otras personas. Si yo no hubiera vivido todo lo que he vivido, me callaría, por que, para qué quiero todos los problemas que me ha dado el dar testimonio de una forma de vivir, pensar, y sentir, diferente, que choca frontalmente con la del colectivo que dirige los destinos de millones de personas?; para qué?, para hacerme el héroe incomprendido?, el resentido solitario?, el que espera ser validado por cualquiera que lo haga?, no hombre no. Soy y somos insignificantes, y esa necesidad de validación ajena no es más que soledad incomprendida, por mi mismo.


Es impresionante cuantas voces de "afuera" de este círculo vicioso nos dan indicios de que de verdad no somos totalmente víctimas de las circunstancias. Que tenemos poder, aunque sea un poco. Pero por supuesto, apenas son escuchadas. Escuchar ciertas voces comprende mirarse a uno mismo al espejo, y por ende, reconocer la fealdad de aquello en lo que uno se ha convertido por creer en lo que haya acabado creyendo. Por eso existe un odio visceralmente profundo a toda voz externa que ose juzgar si eres guapo o feo. Aquí, el juez es uno mismo, claro, y da igual que seas un monstruo, si te rodeas de otros como tú, ya no serás tal. Por eso hay gente que ataca al sistema, y no a si mismos; por eso la autocrítica apenas existe. 

El sistema, al final, es sólo una triste excusa en la que enterrar nuestras falencias y blanquear el personaje que representemos de cara a la galería.

En el jodido gran hermano de internet, no es complicado acabar "asquerosamente juntos, y asquerosamente revueltos", todo se magnifica por que nuestras vidas, no son aburridas, son lo siguiente, y el escrutinio al que todos somos sometidos por ojo ajeno es estratosféricamente ridículo. 

Y el resto es aparentación, postureo y máscaras. Alienados hasta la extenuación.

 Cuando yo intenté aportar algo, la mayoría de lo que recibí, fueron escupitajos a la cara. Lo que me ha hecho centrarme en mi mismo y pasar del mundo de la humanidad. No tengo responsabilidad alguna de cambiarle los pañales cagados. Luego los necios te llaman narcisista... y qué cojones vas a hacer entonces después de tantos malos tratos?. No quiero avinagrar mi carácter, no quero vivir sumido en el odio y el resentimiento, no quiero acabar perdido en el cinismo, como tantos de ellos que hablan como si el mundo les debiera el universo entero. ¿Quién quiere ser un desgraciado, un pobre diablo?, supongo que nadie, ¿pero por qué tantos se comportan como tales?.

Las cosas son simples, sencillas: amaros los unos a los otros, respetaros, al menos, y si no, vivid el infierno resultante. 

Pero es que no es obvio?: ni demiurgos de mierda, ni matrixes controladas por demonios gilipollas u extraterrestres estúpidos malévolos: vosotros, nosotros, somos la mayor gigantesca mierda, al final, la protagonista, dependiendo de que actitúd resentida toméis. 2+2=4, para qué darle mas vueltas, para ocultar vuestra miserabilidad personal?.

Que manía de barrer para afuera para blanquear la mierda que tengamos dentro.

Ciertamente hay gente que hace cosas horribles que la media humana no hace, pero son excepciones, no?. 

No tiene el mal mayor poder, que cuando le damos nuestras energías a nuestra maldad personal. Luego ese bucle de santurrones que no han roto un plato en su vida, denunciando las circunstancias, pero sin ofrecer salida alguna viable y realista, siguiendo ellos atrapados en toda la morralla de la que tratan de ser ajenos. Caer ahí es fácil, cómodo, un meme mascado y masticado por otros un millón de veces antes de que te conviniera mascarlo a ti también, si lo hiciste. Por que es pereza intelectual y espiritual materializada. Por que es denso y aburrido. Y no lleva a ninguna parte. 

Esto no es, validar sistemas de mierda, por que haberlos haylos, eso es innegable; es reconocer que yo no tengo el poder de cambiar el pensamiento de millones de personas. Es dejar de ser un megalómano.

La belleza humana, no es un invento humano, no sabemos quien lo inventó, pero si algo es se acerca más a lo divino que a lo humano. Por lo tanto, esa fealdad que acabemos viendo en el espejo es simplemente el producto de la posibilidad de ver nuestra belleza divina también. No es un invento nuestro, es ese invento del misterio divino al que podemos decir sí o no.



jueves, 1 de agosto de 2024

VER con el sentir.

 

A mi me parece evidente una cosa: que aquellos que gobiernan y sus medios lacayos proponen impenitentemente una supresión de los sentimientos y una reducción de los mismos a un espectro básico fácilmente controlable y encauzable. Desde pequeños hemos mamado ciertas cosas y ser diferentes a los demás no está en el menú si pretendemos tener cierto éxito social y en la sociedad en general. De puertas para adentro podremos ser muy diferentes a cualquiera, pero de puertas para fuera eso no se ve tanto. Ya decía Nietzsche: "la insania es rara en los individuos, solo en la humanidad como colectivo es la norma". Si algúna vez, por casualidad o no, alguna persona se da cuenta de que forma parte de un trance colectivo insano, raro es el que no vuelve a ser parte de ese trance por voluntad propia, y miedo a las consecuencias de salir de él.

Entrar por el aro, esa frase que tanto desprecio. "Entra por el aro tio, si no morirás solo y sin un duro". Es como una música de fondo que canta estridentemente la sumisión humana hasta en los lugares donde no los hay.

Me parece un hecho que no puedo demostrar a nadie que ir más allá de esos sentimientos básicos te permite expandir la consciencia más allá de la atmósfera de este planeta. Es parte del crecimiento natural, pero quien se atreve a seguir ese crecimiento cuando una mayoría abrumadora se ríe de él, y es mas, aísla y margina al que lo hace?. Sólo el loco y el valiente lo acaba haciendo.

Nos quieren como niños de la cuna a la tumba, nos tratan como a niños y como niños nos dejamos tratar y nos comportamos la mayoría.

Triste de reconocer que la única libertad que aquí impera es la económica. La que nace del dinero que tengas. Cada vez que por una u otra causa me viene eso a la mente solo siento un asco instintivo. Aunque no entienda al 100% por qué. Hay algo que no encaja de una manera brutal. Por algo será.

Caminar, pensar, y razonar, con el corazón, es lo único que queda por hacer para liberarse de la prisión de excusas matemáticas que este mundo nos propone. Robots lo proponen y en robots nos hemos convertido la mayoría de nosotros. De otro modo estaremos perdidos, atados a un planeta prisión cuyos carceleros son la ciencia, la política, la economía y la religión. Y sólo podremos ver a ese nivel, no por encima de el.

Pobre de aquel que piense que con la razón por si sola va a descubrir algo. Por que los descubrimientos de lo real tienen que ver con otra cosa, y no con cacarear lo que otros descubrieron, ni con jugar en el patio de juegos limitado a la dimensión de la razón. 

Se va hacia la verdad (se va, no se llega, o algo así), con la electrificación del cuerpo por el camino; cuando se piensa correctamente para con lo que el cuerpo comunica sentimentalmente, ocurre. Y de una manera gradual sin límites, que yo sepa.

Se nos propone entender un sistema de comunicación prácticamente alienígena para nosotros: el de las emociones de nuestro cuerpo y el sentido de sus enfermedades.

Podréis echarles la culpa a lo que os plazca, de que andemos mas perdidos que un puñado de pinguinos en el desierto al respecto, pero obvio es que la educación que desde niños hemos recibido nunca ha estado dirigida a eso, solo a convencernos de ser hormigas obreras temerosas de salir de la colmena. Se nos dan 4 chucherias emocionales para contentarnos, y barrer bajo la alfombra el sentido de nuestra alma y pulsión hacia la libertad como si de un frívolo camino hacia el absurdo existencial irresoluble se tratara, pero tales son las crónicas de los derrotados, ante la eficiencia de una prisión para la mente que sólo se sustenta con el poder de tu propia fe en que no haya alternativa.