A mi me parece evidente una cosa: que aquellos que gobiernan y sus medios lacayos proponen impenitentemente una supresión de los sentimientos y una reducción de los mismos a un espectro básico fácilmente controlable y encauzable. Desde pequeños hemos mamado ciertas cosas y ser diferentes a los demás no está en el menú si pretendemos tener cierto éxito social y en la sociedad en general. De puertas para adentro podremos ser muy diferentes a cualquiera, pero de puertas para fuera eso no se ve tanto. Ya decía Nietzsche: "la insania es rara en los individuos, solo en la humanidad como colectivo es la norma". Si algúna vez, por casualidad o no, alguna persona se da cuenta de que forma parte de un trance colectivo insano, raro es el que no vuelve a ser parte de ese trance por voluntad propia, y miedo a las consecuencias de salir de él.
Entrar por el aro, esa frase que tanto desprecio. "Entra por el aro tio, si no morirás solo y sin un duro". Es como una música de fondo que canta estridentemente la sumisión humana hasta en los lugares donde no los hay.
Me parece un hecho que no puedo demostrar a nadie que ir más allá de esos sentimientos básicos te permite expandir la consciencia más allá de la atmósfera de este planeta. Es parte del crecimiento natural, pero quien se atreve a seguir ese crecimiento cuando una mayoría abrumadora se ríe de él, y es mas, aísla y margina al que lo hace?. Sólo el loco y el valiente lo acaba haciendo.
Nos quieren como niños de la cuna a la tumba, nos tratan como a niños y como niños nos dejamos tratar y nos comportamos la mayoría.
Triste de reconocer que la única libertad que aquí impera es la económica. La que nace del dinero que tengas. Cada vez que por una u otra causa me viene eso a la mente solo siento un asco instintivo. Aunque no entienda al 100% por qué. Hay algo que no encaja de una manera brutal. Por algo será.
Caminar, pensar, y razonar, con el corazón, es lo único que queda por hacer para liberarse de la prisión de excusas matemáticas que este mundo nos propone. Robots lo proponen y en robots nos hemos convertido la mayoría de nosotros. De otro modo estaremos perdidos, atados a un planeta prisión cuyos carceleros son la ciencia, la política, la economía y la religión. Y sólo podremos ver a ese nivel, no por encima de el.
Pobre de aquel que piense que con la razón por si sola va a descubrir algo. Por que los descubrimientos de lo real tienen que ver con otra cosa, y no con cacarear lo que otros descubrieron, ni con jugar en el patio de juegos limitado a la dimensión de la razón.
Se va hacia la verdad (se va, no se llega, o algo así), con la electrificación del cuerpo por el camino; cuando se piensa correctamente para con lo que el cuerpo comunica sentimentalmente, ocurre. Y de una manera gradual sin límites, que yo sepa.
Se nos propone entender un sistema de comunicación prácticamente alienígena para nosotros: el de las emociones de nuestro cuerpo y el sentido de sus enfermedades.
Podréis echarles la culpa a lo que os plazca, de que andemos mas perdidos que un puñado de pinguinos en el desierto al respecto, pero obvio es que la educación que desde niños hemos recibido nunca ha estado dirigida a eso, solo a convencernos de ser hormigas obreras temerosas de salir de la colmena. Se nos dan 4 chucherias emocionales para contentarnos, y barrer bajo la alfombra el sentido de nuestra alma y pulsión hacia la libertad como si de un frívolo camino hacia el absurdo existencial irresoluble se tratara, pero tales son las crónicas de los derrotados, ante la eficiencia de una prisión para la mente que sólo se sustenta con el poder de tu propia fe en que no haya alternativa.
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No digas polleces e?.