Se habla poco del "lado oscuro", por decirlo de alguna manera, de todo esto del "crecer" y expandir la consciencia personal.
Se habla poco del aislamiento, del desdén, del rechazo, de la incomprensión, de la soledad, de la marginalidad que causa. Uno tiende a creer que las sonrisas profidén que muestran los otros son la realidad impertérrita que a todos los que se "iluminen" de cierto grado nos espera. Y que si no lo consigues es que eres gilipollas, un negado, un pusilánime o algo así. Que creciendo te van a ir las cosas bien en la vida, que ya no sufrirás más, que atraerá "abundancias", y todas esas tonterías que nos vende todo ese mundo tan esperpénticamente positivo de la espiritualidad de mercadillo que tan vacío por dentro puede dejarte. Cuantos "genios" han vivido una vida de miseria simplemente por serlo, muchos. Tener capacidades no significa que haya un nicho para ellas aquí, no.
Si bien hay muchas cosas positivas en esto del crecer, hay otras muy tristes. Te vas a enfrentar a un planeta entero que se estanca acérrimamente en su postura, por lo cual, ya no es que vayas a tener en contra a algunas personas por aquí o por allá, si no que el propio diseño del sistema va a tratar de mantenerte abajo por todos sus medios, es su propio diseño. Salir afuera es quedarse fuera, mentalmente o lo que sea, que decidas hacer. Reconocerás que hay valores que dignifican la vida que tienes que enterrar si te sometes a ciertas directrices de la marabunta social, por lo que, no lo harás, y vivirás ese aislamiento del que hablo. ¡Por que hay tesoros reales que no se pueden cuantificar materialmente en tu alma, en tu corazón, por eso!.
Y sobre el asqueroso asunto de la culpa, te puedo decir algo: pretenden que simplemente te amoldes a las circunstancias; es decir, si te toca vivir en un pozo de mierda, sé uno con el, no desentones, y todo serán sonrisas por todos lados.
Tienes culpa de algo, de lo malo que te pase en la vida, pero no de todo. Seremos "dios", sí, pero desde esta perspectiva limitada humana no hemos decidido ser "todopoderosos", y será por algo. La culpa es la sentencia más cruel que por doquier se nos impone, por gente que no tiene ni puta idea de quien eres, ni puede tenerla nunca, ya que todos somos indescriptibles y cada vez que caigamos en eso nos habremos equivocado al pensar sobre otra persona. Fundamentaremos con esa actitud de suponer que comprendemos al otro, la lucha eterna contra el mismo. No se nos puede conocer a nadie a fondo con todos nuestros porqués, a menos que viváis exactamente la misma vida que vivió x persona. Es así y punto. Empatizar también significa dar apoyo a alguien que ves que sufre y no entiendes el porqué.
Esto de expandir la consciencia es como el proceso de un divorcio, más o menos; uno, que probablemente dure toda la vida. Imaginaos: hay libertad, pero también tristeza, heridas, cicatrices, esperanzas destrozadas, pérdidas de inocencia de todo tipo.
Que triste es deprimirse por no ser feliz aquí, que injusto es creer que es justo hacerlo siquiera. Triste es forzarse a ser lo que uno no siente que es. Me quedo con esa impresión heladora que me dan tantas fotografías y videos de otras personas, o lo que vea, cuando tengo a alguien delante. Esa impostación en muchos casos. Ese forzar las cosas. No solo veo la fachada física que todos tenemos, veo el alma de esa otra persona también; si así se le puede llamar a esa firma energética única que cada persona tiene y que le localiza tanto dentro como fuera del universo multidimensional. Nuestra alma tonta no es, y los sentimientos que nos transmita algo tienen que decír sobre la realidad que percibimos. De ahí a interpretar correctamente esos sentimientos, en cambio, puede haber un abismo de distancia.
Ver como tu vida se va por la borda por la alta moral de tu alma, pero, ¿se va de verdad?, es la duda, pues hay algo que dice que no, pero la realidad cuadriculada que se inventó esta humanidad (u otros a los que les interesó crearla y mantenerla) dice que sí; ¿quien vence?, el lienzo creado, ¿o el creador del lienzo en sí?; ver que si no apuestas por creer en esa moral que transciende vida y muerte, acabarás muerto en vida si te está llamando dentro a que la escuches; ver que no hay muchas opciones, por no decir ninguna: estar muerto en vida, o vivir en la incertidumbre.
Se habla de "salud mental", desde un aberrante e inhumano rechazo al verdadero ser que somos, pues sólo es una vara de medir de cuanto aceptamos ser pisoteados por el sistema que promueve ciertos estándares de comportamiento. Sonreír con fuerza mientras una bota diabólica te pisotea es el estándar aquí; ser feliz con eso es prosperar en la vida. Leer, escuchar a otros que se atreven a dar el paso de pensar diferente defendiendo su autenticidad es no enterrar nuestra rebeldía del todo para poder mirarnos al espejo cada día, mientras que del otro lado comulges con la doctrina del sistema por que te vaya la vida en ello, y acabes siendo ni la sombra del ser verdadero que eres.
"Ya lo haré "mañana", ¿no?, "otro día, que hoy, tengo muchas "responsabilidades" que atender"...
Válgame dios, cuan bajo hemos acabado cayendo. Yo no sé si decir que no me he enfrentado nunca a un mundo, en el que el valor del ser que somos se haya denostado tanto. Es... casi increíble. Lo mismo sí, y por eso estoy aquí. De hecho el mito de la caída humana tiene mucho de cierto y poco de mito, no se necesita evidencia alguna cuando el estado humano es evidente por si mismo.
Cuanto nuestra "salud mental" es capaz de soportar este inhumano sistema... Cuanto estamos dispuestos a lobotomizarnos con tal de no enfrentarnos a nuestra alma por ello. Cuanto, que los que lo hacemos hemos de enfrentarnos a esta tristeza, la única que nos brinda autenticidad, dignidad y realidad en un mundo humano cuya relevancia no es siquiera la de un decepcionante espejismo.
Sonrisas de robots, como marca de la bestia del sistema numero uno. Sonreír igual que ellos para reconocer que vaya cara de gilipollas que has puesto, y que otros ponen siempre también. Reírte de ti mísmo como la justa venganza contra un mundo de fantasmas y mascaradas. Reconocer que solo los niños inconscientes de nuestra insania transmiten luz en sus sonrisas de verdad, y de vez en cuando, algún ser especial que te encuentres casualmente, perdido entre las calles de tu gris ciudad, uno que verás una vez y nunca más, del que no te olvidarás.
Uno tiende a acabar viviendo como si fuera de frío metal: como si ni siquiera tuviera el derecho de poder llorar. Se acaba olvidando de por qué alguna vez sintió las cosas que sintió en ese pasado remoto. Tal vez, las cosas que motivaran vivir la vida en sí.
Pretender pintar el cuadro perfecto me parece una trampa. Esa espalda llena de sangre por los latigazos que te has dado al creer que fracasaste en lo que sea que lo creyeras. El fracaso no existe, solo ese flujo que siempre va hacia adelante aunque creamos que vamos hacia atrás; lo que pasa es que este mundo es un circo de engranajes disfrazados de payasos, es todo al revés, va contra la vida mísma, y al que no engrana se le trata de adoctrinar para que lo haga. Como no vas a dudar, de tu alma, de tu corazón, aunque sea una sola vez; cómo no vas a pensar que todo esto es una tontería fruto de la mente de un chalado que vive en los mundos de yupi.
Lo evidencia ese dolor que aparece por hacer algo que realmente no quieres hacer, en lo más profundo de tu ser.
Hemos enterrado la vida, la vida, en lo mas hondo del infierno, por eso lo vivimos a flor de piel.
Por el amor de dios, libre de ese yugo quiero estar, aunque claro, estando aún aquí.
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No digas polleces e?.